Otro mundo. Cuando estuve en Río de Janeiro, me pareció más peligroso la costa que las favelas. Tiene su sentido más aristocrático. Lo primero es que en las montañas de chabolas brasileñas está terminantemente prohibido robar. ¿Por qué? Por la simple razón de que te pueden dar una paliza hasta romperte varios huesos del cuerpo o cortarte una de las manos. Donde se vende droga no se puede tocar a ningún turista, para eso esta la playa. Por ello, Copacabana es una de las zonas más inseguras de la capital del sexo, el alcohol y la diversión made in sin preservativo. Por ejemplo, en 2005, para ser más exactos, entre mayo y septiembre de ese año, 11 personas murieron acribilladas a balazos por los denominados caveiroes, es decir, pesados vehículos blindados que entran a sus anchas soltando balas a quienes creen sospechoso de algo. El caso de Carlos Henrique es uno de los más conocidos de la opinión pública. Este muchacho de once años recibió un tiro en la cabeza por el solo hecho de llevar una calavera en su camiseta. Esa estampa le costó morir desangrado en los suelos putrefactos de las famosas favelas, creadas por los inmigrantes que en la década del 40 fueron llegando a la ciudad para alcanzar un estatus social más avanzado. ¿Es justo morir por discriminación? No pasa únicamente en Brasil, sino en cualquier parte del mundo.
La reunión entre Zapatero y Rajoy ha recordado a los tiempos en los que te vendían veinte golosinas al módico precio de 5 pesetas. Ay... qué bien suena eso de peseta. En fin, sigamos por partes. Lo primero es que no hay crisis. Lo segundo es que es una recesión económica y lo tercero es que no se van a recortar las políticas sociales. No lo digo yo, sino el mismísimo presidente del Gobierno español. Pero aunque no sea economista sí que puedo expresar, contradiciendo al líder humorístico de la Península, que lo que atraviesa este país sí, y digo sí, que se parece más a un crisis por los síntomas que estamos viendo en las noticias a diario. En cuanto a no disminuir las respectivas partidas a lo social, es una falacia porque ayer, en Ley de Dependencia, se destinaron cerca de 300 millones de euros para 2008, cuando en 2007, sin tantas nubes en los bolsillos, se contó con más de 800. Y es que una cosa es vender a cal y canto en televisión una cosa y en los despachos redactar otras bien distintas. ¿Mentiras por el aire? Sí, y os invito a que pongáis en este artículo los fraudes verbales que han protagonizado los que se dicen llamar presidentes.
Después de las vacaciones toca escribir, y me pongo en ello con un suceso trágico que dice mucho de cómo está la sociedad en general. Esta fotografía, de ANSA, demuestra que lo importante para las personas con dinero no es otra cosa que el dinero. En la playa donde murieron ahogadas estas dos adolescentes de etnia gitana ,en Nápoles, los bañistas, durante varias horas, estuvieron comiendo y realizando actividades deportivas mientras los cuerpos se tostaban al sol. Medios de comunicación como el 'Corriere della Sera', que cubrieron la noticia, lanzaron duras criticas contra quienes pasaron olímpicamente del hecho. Porque lo mínimo que se puede hacer en un caso como el narrado es guardar las raquetas, la pelota y la sombrilla, y regresar al apartamento. Sin embargo, estas escenas no ocurren sólo en Italia, sino en países como España donde, 15 días atrás, vimos por televisión varias imágenes de subsaharianos hacinados en dos pateras como si fuesen perros cubiertos de excremento.
Muchas personas no creen en este tipo de fenómenos, que en más de una ocasión hacen cajas millonarias en las pantallas de cine de todo el mundo. Pero ¿existen los exorcismos? El caso de Emily Rose es muy sonado, y todos habréis visto la película, aunque si veis estas imágenes os daréis cuenta de que da qué pensar. Miles de expertos de la comunidad científica califican los exorcismos como una enfermedad mental, sin embargo hay cosas que te dejan sin aire. Mirad el vídeo y si puede ser con volumen. No tiene desperdicio.
