26.12.08

Una historia increíble


No es el día de los Santos Inocentes, sino el de 'Alex'. Así se llamaba un loro que, tras fallecer de un paro cardíaco a los 31 años, se había convertido en el ser más inteligente del mundo de su especie. El animal en cuestión era capaz de manejar un vocabulario de 150 palabras y tenía la inteligencia, según los expertos, de un niño de cinco años. Cuando quería que lo acariciaran bajaba la cabeza y decía: "quiero cosquillas" y cuando estaba cansado: "quiero volver" (a la jaula). El ave, con el cerebro del tamaño de una nuez, se había convertido en los últimos años en el maestro de otros loros, hasta tal punto que cuando sus compañeros se equivocaban al pronunciar una palabra o frase éste les ayudaba con un "puedes hacerlo mejor". Esto nos enseña a que las metas están a la vuelta de la esquina siempre que exista esfuerzo. Feliz Navidad y Año Nuevo.

16.12.08

Despertar del cementerio

Bush, gracias Dios, va a dejar en breve su cargo como presidente de los Estados Unidos. Su legado, por todos conocido, ha provocado un quiebre entre occidente y oriente. Y en su último mes de trabajo, si se puede llamar así a lo que realmente desempeña, ha demostrado tener unos grandes reflejos. Si algo tiene de bueno este señor es que no bebe ni se emborracha. Hace dos días, en su visita sorpresa a Irak, Muntazer al Ziadi, reportero de la cadena suní Al Baghdadia, le lanzó unos zapatos, uno detrás de otro, que finalmente logró esquivar, demostrando que las copas se las deja para después de las ruedas de prensa. El caso es que este osado periodista llamó "perro" a uno de los hombres más poderosos del planeta. "Perro", claro y duro, en el mundo musulmán tiene muchas connotaciones, siendo una de las mayores ofensas verbales que alguien puede decir a su enemigo. Sin embargo, Bush logró, una vez más, evitar que un objeto impactara contra él, como ya sucediera en Georgia cuando le arrojaron una granada de mano que al final no estalló. Eso sí, la bandera norteamericana quedó resentida, ya que esos zapatos ensuciaron una insignia que en la actualidad ha perdido todo el respeto ganado durante la historia. ¿Logrará esta nación despertar del cementerio Bush? Díganselo a Obama, es su turno.