Un espacio de agua para los chinos que buscan contar lo que la sociedad le impide contar...
7.5.08
Mi primera vez con Chávez
Le tenía ganas a este artículo, aunque por una u otra razón nunca había llegado a plasmarlo ni en papel ni en Internet, sino que se quedó en mojado, a la espera de ser retomado por esta fatigada plumilla. Mi primer y único encuentro con el mandatario venezolano Hugo Chávez, se remonta a 2004. En Uruguay, a la 01:00 horas, tras salir de fiesta por la Ciudad Vieja, volvía al coche de mi gran amigo y hermano Yaco. En el hotel Victoria Plaza, que estaba atestado de gorilas enfundados en trajes militares, se había concentrado una gran cantidad de morochos que esperaba, con un mutismo absoluto, a "un desconocido", tal y como me respondieron ante mi gran enfermedad: el cotilleo. Por curiosidad, y también por los nueve cubatas que llevaba en la sangre, incidí en mi pregunta. Necesitaba saber si el payaso Fofito o algún otro gran artista estaba a punto de asomar la cabeza y salir del anonimato. La respuesta fue toda una sorpresa mayúscula. Estaban esperando al líder más bocazas de América Latina. Y yo, debajo de la estatua de Artigas, con unos ojos enrojecidos y ultravenosos, disponía de mi gran oportunidad que no era otra que gritarle a los cuatro vientos: Pizarro bolivariano. Cuando una caravana de coches se postró en la puerta del hotel, del más reluciente vehículo oficial salió quien dice que Venezuela cuenta con el índice de felicidad más alto de Sudamerica. Buscando comparar a Chávez con Simón Bolívar, la figura más destacada de la emancipación americana frente al imperio español, comencé a gritar "Viva la república Bolivariana". En ese preciso instante, el hombre del pueblo que ha llevado al ostracismo a millones de sus compatriotas, alzó el brazo en un gesto de clara victoria y se metió, sin saber dónde se hallaba, en un recinto que suele acoger a la masa adinerada que aterriza en el país más cálido de los que he conocido. Sin más, me fui al coche con una sonrisa de oreja a oreja, masticando un chicle con aire de grandeza. ¿Por qué? Porque sólo dos personas, mi fiel compañero y el que escribe, estaban en ese lugar. Ni un medio de comunicación se hizo eco de aquella visita institucional, demostrándose, por lo tanto, la Ley de Murphy: a nadie le importa Chávez. Poseyendo varios canales de televisión como "Aló presidente", -un círco mediático por donde se lo mire-, este dictador no logró atraer a más gente que a sus tres secuaces de turno. Sin embargo, sí capté un dato importante... que la mayoría del dinero estatal de Venezuela estaba invertido en armas, ya que todos los presentes, y digo todos, portaban consigo un par de metralletas. ¿De quién quería protegerse Chávez en la nación más segura y pacífica del mundo? La respuesta está clara, de él mismo y de su gran ego.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Mi primer encuentro con Chávez también fue un poco surrealista, aunque más institucional.
Cubría yo su visita oficial a Montevideo para el diario Últimas Noticias. Fui a oír su somnífero discurso de 4 horas, para tratar de resumirlo, ingenuo yo, en una nota de diario.
Repentinamente nos despertamos todos los periodistas que estábamos sentados en las escaleras del Salón Azul (¿o dorado? No lo recuerdo bien) del Palacio Municipal, una vez que el bolivariano terminó con su sermón.
Hacía unos cuantos minutos que venía yo observando a la hija de éste, sentada en primera fila y vestida cual señora de telenovela venezolana. Y hacía tiempo, también, que me habían explicado los colegas para qué servían esa especie de baúles que llevaban en la mano dos de sus gorilas. "Se abren y son escudos blindados", me habían dicho.
La cuestión es que el presi encaró para la salida, y todos nos tiramos encima de él. Bah, encima de él es un decir, porque lo más cerca que llegamos fueron unos dos metros. Los gorilas pegaron y empujaron sin distinguir periodistas hombres ni mujeres, ni a la embarazada que había dentro de éstas (la de Canal 4, Elsa Nosecuánto). Y en así, tratando de meter un bocadillo, un microfonito un poco cerca, nos pasamos a los codazos con los gorilas. Linda experiencia de encuentro del primer tipo con un líder compañero.
Mano, ya veo como crecen los puntos rojos en el mapa xD te gusto el baile del Madrid al Barça? encuentra el partido por internet y disfruta.
Al gorila este le quede poco ya ahi.
Publicar un comentario