No todo lo que reluce es oro. Muchas veces nos podemos encontrar con sorpresas. Suele pasar. Por lo general, en las salidas nocturnas conocemos a gente que no resulta ser, físicamente hablando, lo que nos había llamado la atención en un primer momento, es decir, en el instante que vamos con cinco o seis copas de más y nos lanzamos a coquetear con algún buen mozo o niña maja que agrada la vista a diez metros de distancia. ¿Por qué será? La cosmética hace mucho y, también, los programas de retoque fotográfico.
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