La política es y debe seguir siendo política, y no un circo mediático como sucede en EEUU. Es triste observar cómo sectores como el del cine entran en campaña electoral y apoyan candidaturas como la de Obama. Los ejemplos son diversos. En 2004, por ejemplo, esta industria, junto a la televisión y la música, cedió más de 30 millones de dólares para respaldar, a base de talonario, las listas demócratas. El juego es sucio y por llegar a liderar un país, y en este caso la potencia mundial, los gobernantes hacen uso de cualquier tipo de cheque en blanco, sea cual sea su paradero. Will Smith y Halley Berry, ambos de raza negra, ha realizado varios spots publicitarios con el único fin de conseguir adeptos-Obama. Además, con todo el hambre que existe en el mundo, muchos de estos miserables tienen la poca decencia de organizar cenas y galas para llenar las arcas de un partido político. Con el monto que se suele pagar por estos actos, cerca de 2.000 dólares por ley, comerían miles de personas al día en el continente que todos sabemos. Pero no, lo importante es llegar y el camino es lo de menos. Por lo tanto, tendríamos que suprimir la típica y vulgar pregunta que se hace hoy en día todo el mundo: ¿quién ganó el debate televisivo del pasado 8 de octubre? La cuestión sería: ¿quienes pierden con tanto despilfarro? La respuesta es simple... los ciudadanos, que al fin y al cabo solemos estar ciegos y nos vemos manipulados por los altos sectores de la sociedad, que no nos hacen ver cómo financian tanta parafernalia.
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